Escrito por: Jonatan Romero

La opinión publicada, como a Rafael Correa le gustaba referirse a los medios corporativos de la información, está sorprendida por el ascenso de la divisa mexicana y esta sensación es natural en ellos. Al inicio del sexenio, algunos comentaristas de la información se llenaron la boca de que el peso iba a llegar hasta los 25, de esta manera un escenario apocalíptico era inminente según estos. La apuesta negativa se mantuvo en casi todo el sexenio y el gobierno de Obrador dio un golpe de autoridad en su quinto y sexto año.

A mediados de 2023 e inicios de 2024, el peso se ha apreciado de manera muy significativa y la cifra de los 20 ha ido reduciéndose hasta los 16.50. Primero, los analistas desestimaron estas estadísticas como si lo anterior fuera un cisne negro o un accidente y, después, la administración pública nada tuvo en este tenor con los resultados obtenidos. El reflejo del tipo de cambio se lo debe México al orden económico mundial, aunque la crisis internacional está profundizándose en todo el globo terráqueo y México sea la única economía con estabilidad macroeconómica.

De alguna manera, los especialistas en economía burguesa dejan algunas pistas sobre el tema y, por supuesto, un análisis materialista histórico debe integrar algunos matices al respecto. La oficialidad de estados Unidos quiere en esta línea de investigación, por un lado, esconder la información, por el otro, la información emerge de manera indirecta. Una lente crítica debe permitir leer entre líneas a la derecha y sobre sus propios cimientos edificar una respuesta adecuada sobre la coyuntura que a la sociedad mexicana le interesa económicamente hablando.

James Salazar, quien es subdirector de análisis económico y sectorial de CIBANCO, manifiesta en sus reportes semanales que el peso se ha fortalecido gracias al diferencial de las tasas de interés. Según lo anterior, México atrae económicamente, porque la política monetaria genera rendimientos altos a los inversionistas. La propia oligarquía manifiesta en todo caso que México ha respetado los fundamentos de la propiedad privada y que el gobierno de López Obrador no ha tocado los lineamientos básicos del orden liberal económico. Las garantías de la inversión están dadas en este gobierno y su ganancia récord no se compromete bajo ningún sentido.

Janeth Quiroz, ella es subdirectora de análisis económico de Grupo Monex, manifiesta la misma opinión de Salazar, pero su reporte semanal apunta el 05 de marzo que los datos de ventas minoristas y producción industrial de Estados Unidos ayudaron al fortalecimiento del peso. Ahora, aquella declaración es muy interesante, porque los comentaristas tradicionales dicen en sus dichos que el super peso depende del rendimiento económico al alza de estados unidos y el informe menciona todo lo contrario. Mientras Estados Unidos se mantiene en la incertidumbre total y México se consolida como una economía resiliente, entonces la divisa mexicana se fortalece. Vaya descaro de la derecha corporativa mediática.

Aquí, vale retomar un poco el análisis materialista de la historia, porque el debate se torna bastante sucio. Janeth Quiroz habla en otro momento de que la economía de Estados Unidos promete un rendimiento bueno y esos facilitaría la entrada de dólares en este país. Muy paradójico, lo que la misma analista contempla en sus informes y su relación con lo que deduce según su arsenal teórico. Este pensamiento neoliberal se aferra en el desacredito de la política nacional y su postura quiere reivindicar los supuestos avances en el exterior. Aquí se vuelve a demostrar el sentido del pensamiento colonial y como la economía se convierte en el principal protagonista de este carácter.

El otro tema derivado de estas contradicciones se basa en la propia dinámica de la tasa de interés. Quiroz se aferra en la política monetaria tradicional y su postura sustenta al diferencial entre el Banco de México y la Reserva Federal. El fetichismo de la mercancía a todo lo que da en esta defensa del neoliberalismo, porque la técnica justifica todo el orden de las cosas. Un movimiento mecánico mueve en un sentido y otro el destino de una moneda, pero el límite está en sus pronósticos, ya que estos análisis llevan asumiendo un revés desde enero de este año. Aquí, el viejo Marx nos convoca una vez más a la revolución de las conciencias y debemos abrir el debate en el sentido de la dialéctica histórica.

EL super peso no puede argumentarse como un fenómeno aislado de la propia economía mexicana, pues, todo lo contrario, la economía planificada hizo todo lo posible para lograr este escenario tan interesante. Por ejemplo, el portal Expansión enfatiza en el tema de que la dinámica de la economía mexicana es un motor de la estabilidad cambiaria. Frente a ese proceso, el análisis debe incorporar una serie de hipótesis para que este estudio llegue a buen puerto, por ejemplo, los especialistas de Chicago afirman la importancia de la resiliencia de la economía mexicana en este tema.

Jesús López, economista de base, hizo un comentario clave en este tenor, pues uno de los pilares del super peso se encuentra en la inversión extranjera directa. Aquí existen dos caminos epistémicos, el primero lo plantea Gabriela Siller, en donde ella asegura la importancia de la política monetaria, es decir el diferencial de la tasa de interés atrae una mayor cantidad de dinero del extranjero, y, el segundo lo plantean Alejandro Padilla y Renato Campos, aquí se puede leer la relevancia de las políticas públicas internas de la administración de la 4T.

La planificación económica ha puesto un primer pilar en la construcción de una organización productiva diferente al neoliberalismo y la apuesta ha sido ganada hasta el momento por López Obrador. La derecha está rabiosa en estos momentos y ellos no van a darle ningún crédito al gobierno. Pero, los datos son contundentes, pues el super peso no depende de la estrategia mecánica del Banco de México y mucho menos de la economía de Estados Unidos y, en todo caso, el fortalecimiento del mercado interno ha puesto en el ojo del huracán al país como la entidad mejor evaluada en este rubro.

Si bien es verdad que la planificación económica ha dado un golpe en la mesa, pero el camino es largo y los retos crecen conforme la izquierda entra en la tormenta perfecta. La economía capitalista tratará en cualquier momento de echar abajo los progresos de la 4T o, que es lo peor, la oligarquía intentará arrebatarle esos progresos a los más pobres. La coalición juntos haremos historia deberá poner en la mesa la construcción del socialismo, porque bajo estas reglas no hay estabilidad económica y esta se conquistará bajo otro sistema económica.