Escrito por: Jonatan Romero
Google anunció a la audiencia algunas modificaciones en su plataforma digital, todo parece indicar en que cedió ante la política imperialista de Donald Trump y su propuesta es bautizar de nuevo al Golfo de México como Golfo de America. Yo considero en este tema que nada nuevo hay bajo el sol, porque lo que quiere la empresa, de cambiar el nombre de este cuerpo de agua, en cuestión no dista en lo absoluto de lo que el capital financiero ha defendido a lo largo de su corta historia. Mientras que la izquierda busca premisas en la cordura en este cúmulo de sucesos, pues la dialéctica proletaria debe poner en el centro la cuestión de la irracionalidad y, en este caso, la tesis es que Google solo manifiesta su posición en la forma sobre la política imperialista.
La corporación en el sector de las redes sociales sabe muy bien el significado de la política imperialista de Trump, también esta empresa es consciente de los efectos de cambiar el nombre del Golfo de México en su plataforma digital, pero, en este caso, su moral burguesa le da un margen de maniobra sobre la decisión de apoyar al gobierno en turno de Estados Unidos. Mientras algunos analistas siguen la lógica de la diplomacia mediante el llamamiento a la cuestión del respeto, a la anterior premisa se les olvida que el respeto burgués solo reconoce un solo valor moral: la ganancia. Google no hace esto por un compromiso filosófico (ético – moral) particular, sino que la esencia de su decisión parte del fundamento de la ley del valor que se valoriza y, por lo mismo, llamar Golfo de America al Golfo de México solo forma de una estratégica muy vieja que el imperialismo yanqui ha seguido en su historia.
Para darle forma a esta discusión, entonces la dialéctica proletaria debe poner en el centro el verdadero carácter de la corporación en cuestión y como su proyecto empresarial forma parte de una red muy amplias de empresas que se articulan bajo la figura de una gestora de inversión. Google no se manda sola en este caso particular, en este sentido el error parte de la idea de que cada empresa toma sus decisiones acordes de su beneficio individual cuando, en la actualidad, la empresas burguesas se mueve en bloque y una gestora de inversiones es la referente de esta alianza. BlackRock está en el fondo de esta cuestión, esta corporación impulsa una agenda muy perversa y agresiva en contra de las colonias modernas y el objetivo es buscar mejores nichos de ganancia.
BlackRock solo está siguiendo la agenda de la propia dinámica capitalista, en donde, el momento actual, una guerra comercial está en su punto más alto entre Estados Unidos y China y las corporaciones yanquis necesitan de un arsenal de materias primas para afrontar el reto en esa competencia. La oligarquía financiera sabe muy bien de que la materia prima más importante en este momento se llama petróleo y gas, y, por eso, la política imperialista está en buscar las reservas más grandes en el continente y una de esas se encuentra en el Golfo de México. Lo que ha detrás de los sucesos en cuestión no es otra cosa que la guerra imperialista, de este punto emerge la idea de que el cuerpo de agua en disputa nada tiene que ver en el nombre, sino que ese nombre daría la potestad del control y gestión del petróleo que existe en esa zona.
Google no está defendiendo una plataforma cultural en abstracto, tampoco la empresa desconoce la legislación nacional e internacional sobre las plataformas continentales, pero el centro es que todo se hizo sabiendo de las limitaciones jurídicas. La dialéctica proletaria debe hacer hincapié en la idea general de que la política de Google está enfocada en reconocer la ley de la ganancia y desconocer todos los marcos legales que le impongan limitaciones al beneficio financiero. Por eso, si Google Maps cambia el nombre o no lo cambia no hace ninguna diferencia sobre la política exterior de esta plataforma, en donde ellos solo hacen vigente la época nueva en Estados Unidos y que es la del imperialismo cínico.
Frente a este hecho ¿qué propone la dialéctica proletaria?
Primera respuesta, Trump está impulsando una agenda nacionalista muy agresiva en este momento, eso quiere decir dentro del nuevo orden mundial que la aspiración puede ir sobre la nacionalización, entonces una respuesta hacia las pretensiones de Google puede ser la de la nacionalización del petróleo. En este sentido, México tiene una empresa pública muy importante que esta tiene la capacidad para el control estratégico de este recurso natural y, desde ahí, una política soberanista puede sostenerse sin ningún problema. Esta decisión deberá acompañarse de una política de industrialización estratégica, en donde el sector de hidrocarburos pueda impulsar los sectores claves de la economía nacional.
Segunda respuesta, la nacionalización de la industria petrolera traerá como una ventaja al gobierno de Claudia Sheinbuam, por un lado, que el sector energético se fortalezca y, por el otro lado, que la industria y el campo puedan tener un florecimiento en el transcurso del tiempo. El control del petróleo por el Estado puede darle potencia al proyecto soberanista de la energía, en donde está pueda estar al servicio de los mexicanos y el objetivo sea desarrollar al país en todos los sentidos. El control estatal del petróleo debe generar el incentivo para fortalecer el mercado interno, en donde la industria petroquímica pueda generar los insumos necesarios para el desarrollo del campo mexicano y esta misma pueda darle el fundamento a la industria para lograr su cambio cualitativo.
Tercera, esta política nacionalista debe ir acompañada por una estrategia revolucionaria sobre el fortalecimiento de la agricultura, es decir, primero, la petroquímica debe apostar por el control de la producción de los fertilizantes y, desde ahí, el campo pueda incrementar su productividad. Este proceso puede dar un salto cualitativo en términos generales, porque la producción agrícola se puede orientar a las necesidades de la población y, desde ahí, la soberanía alimentaria puede darse en este momento de transformación del país. La medida debe acompañarse con una organización de trabajadores, en donde ellos puedan tener una función central en la planificación y, así, los trabajadores puedan luchas con las prácticas especulativas de la burguesía.
Cuarto, la producción primaria necesita incrementar su productividad, esta política debe recuperar las principales fuentes de riqueza minera, en donde la nacionalización debe impactar en estos sectores. El control de los principales metales del país es una prioridad estratégica, en términos que esas materias primas son la fuente del desarrollo de una industria muy poderosa y estas no pueden estar al servicio de las grandes transnacionales. La clase trabajadora deberá convocarse para tomar el control de esas empresas, desde ahí, con su experiencia, puedan generar mejores condiciones para el fortalecimiento de la economía nacional.
Finalmente, una postura antiimperialista debe convocar a la clase trabajadora, porque solo los trabajadores organizados podrán darle la vuelta a estas tácticas intervencionistas y la enfermedad burguesa solo puede curarse con la vacuna llamada la dictadura del proletariado. Un frente amplio no puede convocar a la unidad en abstracto, sino que el factor de unidad debe estar en la revolución de las conciencias de la clase trabajadora y estas deben tomar el poder para lograr la emancipación total de la humanidad. Google ha hecho su movida especial, el gobierno mexicano parece que va a cerrar filas con los empresarios mexicanos y el pueblo debe convocar a una unidad socialista.