Escrito por: Jonatan Romero
Donald Trump no es un extranjero del mundo de la civilización ya que, según muchos comentarios anti-dialécticos, este personaje viene a impactar de manera negativa el progreso del libre mercado y, por ende, toda idea marxista debe combatir abiertamente en contra de la tesis previa. Donald Trump mucho menos emerge gracias a los intereses de ciertas familias reales, es decir, siguiendo a la teoría de la conspiración, la política próxima de Estados Unidos se sostiene gracias a intereses muy particulares de un sector de la sociedad y esto no puede dar ninguna respuesta clara. Trump, en pocas palabras, no puede concebirse como el producto de un mundo fuera de la sociedad burguesa y, mucho menos, el próximo presidente de la potencia militar puede reducirse a un títere.
Donald Trump responde a las necesidades históricas de la economía capitalista, por eso mismo las leyes de la acumulación de capital dan pauta a las pretensiones del famoso empresario y, por ello, la política “trumpista” busca darle forma al sentido del orden social hoy vigente. Si la paz burguesa requiere un contrato nuevo entre la clase trabajadora y las clases dominantes, entonces este sistema de alianza puede tomar la dirección hacia una guerra velada o una guerra franca y abierta y, sobre eso, los personajes se perfilan con base en estas coyunturas. La vigencia de Trump está en el carácter mismo de la economía burguesa y cualquier cosa que la política yankee haga o deje de hacer estará dentro de los propios márgenes de la civilización capitalista.
Hoy la coyuntura geopolítica presenta algunos elementos muy interesantes, en donde Trump manifiesta tres polos de enfrentamiento y estos muestran en sí ya objetivos muy concretos por parte de la modernidad capitalista. Lo que está detrás de toda esta tragicomedia es como el dominio mercantil burgués no solo se basa en el mundo del dinero o el valor, sino que la explotación del capital sobre el trabajo se puede especializar. De esta manera, la política exterior americana solo expresa la necesidad de expandir el capital, porque la avaricia no puede contenerse en las barreras impuestas por el Estado – Nación y este debe hacerse sobre la base del tiempo – espacio.
En primer lugar, la economía burguesa está en una crisis inédita en la historia del sistema en cuestión, entonces Trump solo puede expresar la necesidad de superar este momento histórico y estructural y, por ende, la política diplomática yanki debe girar hacia un expansionismo cínico. Por este mismo hecho, el objetivo de Trump no es otra cosa que la tasa de ganancia suba después de su caída crónica y, para ello, la política pública debe activar la espacialización de la ley del valor que se valoriza. Lo que algunos llaman imperialismo no es otra cosa que la acumulación de capital expandiéndose en otros territorios, en donde su proyecto avanzaba en su momento extensivo e intensivo.
Entonces, Trump sintetiza las contradicciones del propio dominio burgués sobre la vida, también este político y empresario sintetiza la búsqueda de alternativas dentro de la economía capitalista y, por eso mismo, su injerencia solo representa el momento histórico y la época del proyecto social en el que está esta sociedad. Trump no sugiere una invasión posible, porque este sea un loco o un mal bromista, sino que la crisis capitalista incentiva su expansión en el territorio para aumentar la tasa de ganancia. Su pedantería solo demuestra el claro sentido de la economía burguesa, en tanto esta quiere implementar medidas de expansión de su dominio y, así, el beneficio pueda aumentar en la gestión “trumpista”.
En segundo lugar, la injerencia de Trump se manifiesta en un primer polo que, no es otra cosa que, su política exterior manifiesta su deseo de tomar el control del Canal de Panamá y, así, con esta iniciativa dejar claro su movimiento estratégico dentro de la crisis capitalista. La marrullería, en este caso, expresa, más allá de un narcisismo crónico del empresario, la necesidad de instrumentalizar el territorio y, con esto, la tasa de ganancia incrementa con base en el dominio del capital sobre el suelo. El famoso canal panameño no solo debe pensarse como un espacio dado, sino este debe mirarse como una construcción social permanente y el sentido de esta transformacionales espacial es enriquecer a la clase dirigente.
¿Qué busca Trump con esta marrullería? Pues, Trump solo representa al ritmo de la acumulación de dinero que da más dinero esta exige un cambio de forma de la mercancía al dinero aumentado más veloz, es decir que la inversión se convierta en ganancia en un tiempo más corto. La anterior idea se puede dar gracias al concepto de territorio, en relación de que el espacio se puede instrumentalizar para acortar las distancias con base en los tiempos de traslados de la mercancía, por ende, el Canal de Panamá es de vital importancia para el trumpismo. El canal en cuestión solo pone en énfasis un conector entre dos mercados muy grandes, en donde la circulación de mercancías es muy grande y, por ende, quién controle esa zona controlará las ganancias de ese lugar.
En tercer lugar, el caso mexicano no se sale de la expresión antes expuesta, aunque su posición histórica y geográfica de México puede ejemplificar muy bien la tesis de este texto y, por lo mismo, la injerencia yanki solo forma parte del proyecto burgués. La caída de ganancia necesita de desvalorizar los elementos claves del capital constante, en este caso estos son, en términos sintéticos, las materias primas, materias auxiliares y la tierra y la caída de su precio representa un avance en aumentar el beneficio de las élites modernas. Para que Estados Unidos logre este debe intervenir directa e indirectamente en los países cuya reserva de estos medios sea grande y, para la mía suerte de México, este país tiene en abundancia esos medios.
Trump acecha a México con la narrativa del narcotráfico, no porque ese gobierno quiera solucionar los problemas de la violencia en otro país, sino, todo lo contrario, la política injerencista utiliza un enemigo difuso para poder entrar al país vecino. La economía capitalista necesita de ciertos recursos económicos para que su tasa de ganancia vaya en el sentido del ascenso y, para ello, México debe doblarse ante los intereses de los Estados Unidos en este caso particular. El torbellino de acusaciones hacia la Cuarta Transformación viene de los sicarios de la comunicación, en donde el objetivo es controlar al país mediante una intervención diplomática o militar y así hacerse de las reservas de recursos de este país.
En cuarto lugar, Groenlandia es una expresión muy interesante, porque su análisis refleja una serie de apotemas muy interesantes y esto llevaría a definir de una vez por todas el contenido de la política de Trump. El mensaje a Dinamarca de que se pretende anexar a una parte de su territorio solo lleva a reflexionar al análisis marxista de que el espacio solo se ve como un medio de valorización del valor para el capital y todos pueden reclamarlo como si esto fuera una simple mercancía. Trump sabe muy bien la importancia de ese territorio, en tanto ahí existen ciertos recursos naturales de gran importancia para la acumulación de capital y, por eso mismo, este representa cerrar la pinza en torno hacia una frontera de seguridad para el país de Estados Unidos.
Finalmente, todo esto refleja el sentido de la política económica burguesa, en donde el fin es recuperar la sanidad monetaria del sistema actual y que su dominio se fortalezca a nivel mundial. Por eso mismo, el centro hegemónico se encuentra en Estados Unidos y sobre esta realidad se construye la especialización del modelo nuevo de control mundial, en donde Trump piensa controlar la región que va de Panamá a Alaska. Trump responde a necesidades muy concretas, en ese sentido su desenvolvimiento lo va a determinar la correlación de fuerzas en la región y, por ende, nada de lo que haga o no haga estará fuera del radio propuesto por la economía burguesa.
Como nota al pie, Justin Trudeau dimitió como ministro de Canadá lo que deja claro que su visión liberar y conservadora ha dejado de ser la hegemónica, y, por eso mismo, el debate se debe centrar que fuerza hizo caer al aclamado político por parte de Dresser. Con la evidencia actual, el comentario solo puede sostener que la política trumpista impacto en Canadá dejando al primer desahuciado político y que, si eso es cierto, pues el siguiente ministro será muy parecido al próximo presidente de Estados Unidos. Es claro que el orden yanki se está reorganizando a marchas forzadas y se está preparando la nueva fase de la lucha de clases: la guerra económica en contra de China.