Escrito Por: Jonatan Romero
La crisis del imperialismo siempre conlleva al fortalecimiento de la guerra imperialista. Cuando la economía cae de manera vertiginosa, entonces la única forma de recuperar el terreno perdido es mediante las operaciones bélicas. Por eso mismo, la caída de Bashar Al – Assad debe ponerse en el ciclo de los ciclos de la economía burguesa y, por ellos, la depresión se lleva sin lugar a duda a una recuperación y el puente, entre una y otra, puede decirse que es la guerra imperialista.
Siria ha cumplido un ciclo histórico muy particular que yo podría definir de alguna manera como la gran crisis de 2008 – 2009, en donde la recuperación solo se podía hacer mediante las campañas de invasión a otros países. Estados Unidos acusó a este país de que ahí existían armas químicas y el gobierno de Barack Obama incentivó la idea de que las barras y las estrellas necesitaban llevar la paz a ese país. Todo lo anterior, Vladimir Putin lo frenó en una inteligente estrategia diplomática, en donde el presidente de rusia no consistió una operación de intervención en la región por parte de occidente y se comprometió a mediar en torno a las acusaciones hechas por EUA.
Para mí es clara la intención de todo este drama, ya que el imperialismo necesita extender su dominio más allá de sus fronteras y así poder incrementar la tasa de beneficio de las oligarquías financieras. Todo el teatro montado por parte de Barack Obama solo fue una trampa, para que ellos pudieran expandir su dominio en aquellas tierras y, de esta manera, la crisis de 2009 fuera aplacada por el momento. Esto demuestra en líneas prácticas que, primero, la región de medio oriente suele ser muy rentable a los intereses del imperialismo y, dos, lo que hay detrás de Siria es incrementar la tasa de ganancia de la economía capitalista.
Si bien Estados Unidos no logró expandir su dominio a Siria en 2013, pero, hoy, el imperialismo ha dejado claro que sus métodos siguen bastante vigentes en la región. Sin mucho ruido, como siempre los geo-politólogos ni vieron ese problemita, grupos armados con dinero occidental abrieron la posibilidad para un golpe de Estado y, hoy, el gobierno de Assad cae en manos de la desestabilización clásica del tío Sam. Grupos terroristas hacen el trabajo sucio de los intereses oscuros de las oligarquías financieras y todo se reduce una vez más al cochino y maldito dinero.
Al final de cuentas, a Estados Unidos le importa poca cosa a la democracia o la libertad de un pueblo, puesto que su objetivo está en el control del mar Mediterráneo que, entre tantas cosas, este cuerpo de agua puede considerarse como la entrada al flujo comercial más grande del mundo. El imperialismo puede tomar este suceso como un avance hacia sus intereses y, seguro, esto ubicará a Irán como el otro objetivo de esta estrategia. Todo parece indicar en este punto que Asia se verá envuelta en una serie de conflicto que poco a poco irán acercando al epicentro de la barbarie capitalista: el pacífico.