Escrito por: Anahí Morin.

La cuarta transformación toma su nombre de la tradición histórica revolucionaria mexicana que constituye 3 procesos de cambio político y social, cuyo detonante común es la lucha de clases y que nos han legado un Estado de derecho consolidado bajo cuyas reglas funciona el sistema económico, político y social. En el marxismo siempre se ha analizado la historia a través de la lucha de clases, bajo este análisis sólo cabe una salida revolucionaria que se ha ejecutado en dichas coyunturas históricas.

La lucha de clases está presente en el capitalismo y con mayor fuerza en los gobiernos neoliberales que la 4t ha tenido a bien empezar a desmantelar por medio de expropiaciones, inversiones estatales, purgas anticorrupción, redistribución del ingreso, programas de ayuda social, etc. Aun cuando hay quienes se atreven a negar la radicalidad de la cuarta transformación y su carácter revolucionario, nadie puede negar que tanto los métodos y los discursos del presidente Obrador siempre han reivindicado una preocupación por ir a la raíz de los problemas sociales.

La radicalidad revolucionaria en el método no se resiste a tener un apoyo dialéctico con el reformismo, por ello, la postura de la 4t debe aspirar a profundizar las transformaciones comenzadas en el sexenio. Una de las características principales de la 4t es que se trata de un proceso pacífico de la toma del poder político por el pueblo. Y cabe resaltar que la opción de levantamiento armado en las condiciones del país es por lo menos inviable, por eso la vía democrática ha tenido eco en la conciencia del pueblo mexicano. Hoy a vísperas de que el sexenio de Obrador termine la disputa política contra el proyecto neoliberal continúa representada en cualquiera de las figuras de los aspirantes presidenciales del movimiento.

El proyecto de izquierda que busque liderar debe empezar por no pactar con las oligarquías, buscar el beneficio del pueblo, atenerse a la austeridad republicana, ser congruente con las posturas de izquierda. En junio de 2023 comenzaron las giras de los aspirantes del movimiento y podemos ver la variedad de estrategias para darse a conocer. La respuesta a las nuevas formas de hacer política tanto en método como en propuestas debe apelar siempre la unidad de la izquierda en la lucha de clases ya que sin ella cualquier figura que emerja será vulnerable. Pero tampoco se debe dejar de lado la intención genuina de a garantizar las condiciones básicas de bienestar de los más pobres: comida, salud, techo, educación, cultura, acceso a servicios públicos gratuitos y de calidad y posibilidades de desarrollo y florecimiento humano. Y en el aspecto político la organización social amplia, a la formación política plena y a la nueva formación de cuadros políticos salidos del pueblo.

De la capacidad de conjugación de la parte revolucionaria con la reformista depende que la figura del nuevo presidente pueda garantizar la continuidad de la 4t y pueda resistir el embate de los intereses imperialistas representados en los métodos de la guerra legal o lawfare, la superioridad armamentística y capacidad injerencista de los intereses extranjeros y las oligarquías cooptadas por ellos. El sucesor presidencial debe estar blindado por la izquierda marxista leninista que es la forma teórica más acabada de praxis política aplicable a las condiciones de la política mexicana, única que garantiza las condiciones de bienestar de la población tanto básicas como más profundas y única preparada para la defensa del gobierno de izquierda que liderará alguno de los aspirantes del movimiento de la cuarta transformación.

En este proceso político está en juego la vida y las condiciones de vida de las y los trabajadores. Todos los aspirantes deben saber que si hay una mínima posibilidad de que el nuevo gobierno fracase, la imposición neofascista tomará el poder. No es una condición electorera, la definición política por el marxismo leninismo y la profundización del movimiento 4t es la única garantía de resistencia de un gobierno de izquierda en un país geográficamente ubicado junto al hegemónico EU.