Escrito por: Edgar López Rosales
“En un comienzo, las condiciones económicas habían transformado la masa del país en trabajadores. La dominación del capital ha creado en esta masa una situación común, intereses comunes. Así, esta masa viene a ser ya una clase frente al capital, pero todavía no una clase para sí misma. En la lucha, de la cual hemos señalado algunas fases, esta masa se reúne, constituyéndose en clase para sí misma. Los intereses que defienden llegan a ser intereses de clase. Pero la lucha de clases es una lucha política de clases (Marx, Miseria de la Filosofía).”
Claudia Sheinbaum se perfila como la potencial ganadora de la campaña presidencial, al estar liderando todas las encuestas con un amplio margen frente a la principal candidata de la derecha Xóchitl Gálvez. México podría tener por primera vez en su historia a una mujer presidenta, pero, sobre todo Claudia Sheinbaum se convertirá en el máximo referente para continuar impulsando la Cuarta Transformación en nuestro país, en lugar de Andrés Manuel López Obrador. Ante esto, es necesario que el movimiento abra el debate sobre ¿Cuál debe ser el rumbo a seguir del movimiento? Y si ¿estamos transitando por el camino correcto?
Después de muchos años de gobiernos de derecha en nuestro país, el triunfo de un gobierno de izquierda significó un avance muy importante en cuanto a la recuperación económica, social y política del país, pero sobre todo para los sectores más pobres y vulnerables. La máxima de “Por el bien de todos, Primero los pobres”, demostró tener razón sobre la vía de los hechos. Ahora, no solo los sectores más pobres se han beneficiado de esta política, sino también la burguesía mexicana se ha visto beneficiada; por citar un ejemplo, Carlos Slim duplicó su fortuna en el sexenio de AMLO, pasando de 49 mil millones de dólares en 2018, a 103 mil millones en 2024.
El gobierno de AMLO ha procurado ser un gobierno honesto y austero, situación que se agradece, pero sin lanzar una sola critica al sistema capitalista. Y en esto, se encuentra el punto más débil de la Cuarta Transformación. A todos nos gustaría continuar por este camino de bienestar y alcanzar ese ideal máximo de un “gobierno para todos” sin tener que romper un solo vidrio, lamentablemente eso no puede ocurrir. No es posible un gobierno para todos, ya que la sociedad capitalista se encuentra estrangulada por sus contradicciones y pugnas entre las clases sociales, las cuales tienen intereses económicos antagónicos e irreconciliables, principalmente la burguesía y el proletariado.
Si aumentas el salario beneficias al proletariado, pero perjudicas los intereses de la burguesía, y al contrario si reduces el salario beneficias a la burguesía, pero perjudicas al proletariado; no existe punto intermedio, las clases en pugna siempre buscaran hacer lo que les beneficie más. La lucha de clases en nuestra sociedad actual no es otra cosa que la lucha por la plusvalía. Y estas contradicciones económicas, políticas y sociales no pueden ser omitidas de los análisis políticos que aspiren a ser serios. No es una cuestión secundaria, que se pueda agregar al final de la página, sino que estamos hablando de la característica económica principal que rige nuestra sociedad: la acumulación de capital.
Esta omisión de no incluir la crítica del capitalismo, no se debe a una cuestión académica, ni ideológica de la clase política, sino se debe principalmente a que la clase política posee intereses propios que oscilan entre los intereses de la burguesía y el proletariado. La clase política dentro de la sociedad burguesa se ha constituido en una elite parasitaria, que vive a costa del erario, por lo que no está dentro de sus planes atentar contra el sistema capitalista. En algunos casos, una parte de esta elite política se vuelve más sensible a las desgracias de los más pobres, como son los políticos de la izquierda reformista, pero incluso estos políticos sensibles de izquierda jamás atentarán contra el capitalismo. La lucha contra el capitalismo solo puede provenir de una sola y única clase social: el proletariado.
Por su papel en la producción capitalista, el proletariado es la única clase que puede establecer un sistema económico distinto al capitalismo; pero los intereses del proletariado solo pueden ser representados por el propio proletariado. Hace tiempo Marx mencionó que “la emancipación de la clase obrera debe ser obra de los obreros mismos”, por lo que el proletariado debe ser consciente de su papel histórico como clase social, debe dejar de ser una clase en sí, para convertirse en una clase para sí. Estas líneas tienen el objetivo de abrir el debate sobre el programa que el proletariado debe revindicar en la campaña presidencial, pero, sobre todo, para los años venideros después del potencial triunfo de Claudia Sheinbaum en la presidencia.
En los años venideros, el proletariado debe ser capaz de enarbolar un programa propio que reivindique las principales demandas que tiene el proletariado como clase social, en beneficio no solo de los trabajadores, sino en beneficio de toda sociedad; las demandas de la clase trabajadora deben tener un objetivo muy concreto y especifico, deben beneficiar al proletariado como clase social, y no solo como trabajadores en particular; deben ser enfocadas a buscar mejores pensiones, mejores salarios, prestaciones, condiciones de trabajo, horario laboral, transporte y horario laboral, trabajo para todos, justicia laboral, democracia proletaria, etc. Estas reivindicaciones abrirán el camino para el debate de cambio de sistema económico, y ponerle fin al sistema de explotación capitalista.