Escrito por: Jonatan Romero

[Lenin y el imperialismo]

El imperialismo fase superior del capitalismo inició una larga historia de debates en el pensamiento mundial: mientras, la derecha lo invisibilizó en gran parte de la historia del siglo XX y, por el otro lado, la izquierda se enfrentó sobre la pertinencia de las tesis que Lenin lanzó en este ensayo pequeño. Mucha agua ha corrido bajo el rio, el siglo XXI vuelve a poner en el centro la vigencia de las leyes marxistas y la modernidad contemporánea no puede obviar los planteamientos del líder bolchevique. La ideología burguesa ha instalado una narrativa bastante ambigua sobre la situación actual, ya que su visión quedó centrada sobre la idea del neoliberalismo. El marxismo – leninismo no puede reeditar en sus conclusiones las apotemas de las clases dominante y, por ende, la categoría de capital financiero se vuelve en un arma contra las oligarquías que dominan este planeta.

El monopolio es la célula central organizativa del capitalismo, es decir, Lenin aplicó de manera magistral la tesis de Marx y esta plantea en El Capital que la tendencia no es solamente la concentración de capital, sino se combina también la denominada centralización. Las corporaciones no solo buscan explotar y concentran plusvalor, sino que la dinámica también busca en este sentido que las empresas grandes puedan absorber a las más pequeñas. El mercado capitalista no promueve para nada la libre competencia, sino que la competencia oligopólica se convertirá en su eje central. Muy a pesar de la teoría neoliberal, el Estado no promueve a los monopolios, sino que las leyes del mercado llevan hacia el control de la producción por muy pocas empresas.

Frente a este proceso, los bancos tienen la misma tendencia y Lenin veía la conformación de una competencia monopolista bancaria, es decir los grandes consorcios terminan comiéndose económicamente hablando a los más pequeños. El fin último se centra en el control de los créditos y ahí se centraliza el ahorro y la inversión a nivel mundial. El dinero, como medio de circulación y como medio de pago, está dominado por no más de ocho grandes bancos y sólo tres serían los mayores beneficiados por las políticas monetarias. El capital les cede funciones fundamentales a estas corporaciones, porque el capital industrial no puede planificar bajo la lógica del plusvalor el financiamiento y la producción al mismo tiempo. Entonces, los grandes bancos flexibilizan con el crédito tanto la producción y el consumo de las mercancías y, por ende, este mal es algo necesario en esta sociedad burguesa.

Finalmente, la oligarquía bancaria se fusiona con la oligarquía industrial y el resultado sería la oligarquía financiera. El capital financiero se convierte en el eje central del desarrollo económico burgués, porque 1) el plusvalor está controlado en el sector productivo y el del financiamiento, 2) las empresas pueden expandir su dominio más allá de la propia lógica del plusvalor y 3) el control del mundo de los negocios se enlaza con el mundo de las tierras. Es decir, el dominio del trabajo asalariado también se apoya de la explotación de la naturaleza, pues no solo se mercantiliza el factor subjetivo sino al mismo tiempo el factor objetivo. La inversión se lanza en la dimensión económica, pero su materialización se debe efectuar en la propia geografía. No más de cuatro empresas financieras dominan en esta sociedad, no más de cuatro se convierten en los amos y señores de estos campos.

La planificación económica está basada en este momento no en las leyes del libre mercado, sino que la oligarquía financiera le da sentido y orientación a la producción de mercancías en el capitalismo. En primer lugar, la producción sigue las necesidades de las elites, es decir la tasa de ganancia media ¿qué producir? ¿cuánto producir? ¿para qué producir? ¿para quién producir? Por lo mismo, la riqueza no depende de la vida, sino esta se encuentra atrapada en la lógica de enriquecimiento específicamente burgués. En segundo lugar, la actividad productora está secuestrada por la usura y la gula económica, por ende, si la actividad lucrativa es asesinar a la sociedad y la naturaleza, entonces ese nicho de mercado será premiado por la lógica mercantil y capitalista. Así, el imperialismo transita de una sociedad biofílica a una necrofílica, en otras palabras: las sociedades primitivas aman a la vida y la sociedad burguesa aman a la muerte.

El imperialismo necesita de una red sofisticada de empresas y estas funcionan a lo largo y ancho de los sectores económicas y del planeta. Las oligarquías financieras se especializaron a lo largo del tiempo en la estafa y la corrupción, por ejemplo, las empresas pequeñas son pantallas económicamente hablando de los intereses de las corporaciones transnacionales. Si una inversión futura quiere encontrar en un nicho grandes cantidades de dinero, entonces la táctica es atraer y repeler capital en una y otra empresa, y, de esta manera, el mercado se deja utilizar por los grandes monopolios. Sobre lo anterior, las crisis dinerarias dejan al descubierto que los empresarios famosos se hicieron ricos gracias al control de la economía por los oligopolios. Los verdaderos criminales ni siquiera está en el asaltante de la calle, porque la clase dominante pone en jaque la sociedad por oscuros y bajos intereses.

El poder oligopólico lleva irremediablemente al despertar del capital ficticio, es decir la riqueza real solo se vuelve en un medio de la ganancia, entonces la ganancia productiva deberá dejarle el paso a la ganancia en forma de tasa de interés. En última instancia, la oligarquía financiera jugará con la vida de la sociedad y la naturaleza, porque ellos buscan el beneficio bursátil. La brecha crece mucho entre la riqueza material y la inmaterial, por eso la sociedad burguesa lleva hasta sus últimas consecuencias el fetichismo de la mercancía. Dinero que da más dinero será el sello de esta sociedad en decadencia, en donde la borrachera financiera se vuelve en la norma del derrumbe (no importa si se decanta hacia el socialismo o a la barbarie). El dinero se vuelve en el dios del imperialismo, pero el capital ficticio llega a un nivel bastante enajenado en donde el reino de los dioses puede considerarse como un mundo de cierta cordura.

Del fetichismo del capital puede pasarse al fetichismo de la tierra, es decir, del capital ficticio, el dominio transita a la renta del suelo. La oligarquía financiera debe introducir los cambios técnicos en el suelo y la consecuencia se debe centrar en las siguientes ideas: 1) el precio por metro cuadrado sube de manera exponencial gracias a las inversiones en capital fijo, y 2) los terratenientes adquieren mucha fortuna por el simple hecho de poseer grandes extensiones de tierras. El dominio imperialista no solo se centra en el mundo de la economía, sino el suelo juega un papel muy importante en el incremento de la tasa de ganancia. Por así decirlo, la geopolítica nace de manera muy marcada con el libro de Lenin, ya que el planeta se presenta como campo de batalla en el orden burgués. Al final, el imperialismo se presenta como un proyecto de dominio total, en donde la paz no existe y la violencia se marca como la regla de este sistema.

[La crisis económica en el siglo XXI y la guerra imperialista]

La crítica a la economía política había sucumbido en la narrativa oficial, cuando la caída del muro de Berlín anunció ficticiamente el fin de las ideologías y la economía liberal había ganado aparentemente al bando socialista. Por ejemplo, Francis Fukuyama escribió una obra bastante cómoda a la época y en ese libro describió el fin de la historia. En pocas palabras, el mundo occidental había ganado la guerra cultural y el mundo soviético se derrumbó junto con la teoría de Marx. Después de aquel texto, una serie de escritores muy atrevidos siguieron difundiendo aquellas falacias que en ese momento aparecían falsamente reales. Thomas Friedman reeditó una falacia muy conocida en la historia del pensamiento y su libro aseguró que la tierra es plana. Andrés Oppenheimer siguió esas falsas ideas y su narrativa incentivó la idea de que hasta China se había desentendido de la teoría socialista. El teórico más cínico fue Jeremy Rifkin, porque su crítica se desplazó al mismo concepto de trabajo y en su libro quiso enterrar la teoría del valor trabajo marxista.

El 2001 llegó de manera sorpresiva para muchas mentes, ya que la perfección del mercado capitalista tocó su límite, cuando los índices bursátiles se cayeron en pleno auge de las empresas de la “.com”. La euforia por la tecnología contagió a los corredores de todo el mundo y varias empresas se hacían de un nombre en la gran estafa bursátil. De un momento para otro, el indicie NASDAQ subió hasta los cielos y, en otro momento, los números se precipitaron hasta el fondo. El mundo nuevo había caído bajo la guardia de los grandes profetas del fin de las ideologías y, por el otro lado, Lenin se asomaba dentro de toda la devastación económica de la crisis en cuestión. Mientras, los neoliberales apoyaban la perfección del equilibrio general, por el otro lado, el imperialismo fase superior desenmascaró el carácter especulativo del capital financiero. La crisis dineraria solo demostró la capacidad de especulación de la economía capitalista y los analistas descubrieron el carácter parasitario de esta sociedad dicha teoría tiene como origen la obra de Lenin.

Lenin demostró su capacidad teórica y su lectura comenzó a abrirse camino en todo este proceso, porque:

Primero, la crisis capitalista del siglo XXI significó la centralización del capital en el sector tecnológico, es decir, antes de la crisis dineraria del 2001, muchas empresas en este sector inundaban el mercado bursátil y, después del crack, la monopolización de este sector siguió su curso. Al final, menos de ocho corporaciones controlaban el mercado de las telecomunicaciones de vanguardia y su riqueza incrementó de manera significativa. El resultado fue bastante claro y las oligarquías financieras terminaron ganando de la propia caída de las ganancias en el sector financiero. No todos pierden en tiempos de turbulencias y los peces grandes terminan comiendo a los pequeños. Lenin ya había previsto todo este proceso, no por ser mago, sino porque su método es bastante importante.

Segundo, la tasa de ganancia va en caída libre y una forma de contener esa caída es la guerra. Pero, la guerra económica capitalista debe llamarse como guerra imperialista que tiene como objetivo: exportar mercancías – capitales, reparto del mercado en los capitales y el reparto del mundo. Para el caso en concreto, Estados Unidos utilizó un atentado en Nueva York y estos acusaron a Afganistán y luego Irak quedó en el centro del conflicto. El beneficio incrementó gracias a la intervención militar en esos dos países y la guerra funcionó como un mecanismo de acumulación de capital. Mientras la teoría burguesa anunció el reino de la abundancia en este siglo, la crisis económica demostró su carácter bélico y Lenin volvió a la vida teóricamente hablando en este siglo lleno de oscuridad.

La crisis del 2008 fue el último clavo a la narrativa neoliberal y Lenin resurgió desde su tumba ideológica. La caída de la bolsa de valores puso entre dicho la teoría del equilibrio general y muchos economistas optaron por definirse dentro del orden marxista o el keynesiano. La coyuntura exigía responder la dinámica capitalista y, porque, la estafa se logró en un tiempo determinado dentro de los márgenes del equilibrio general. Mientras los corredores especulaban con la riqueza ficticia, por el otro lado, la burbuja anunciaba su estallido. El mundo de los negocios estaba alcoholizado con los índices bursátiles y muchos no quisieron escuchar las diferentes alertas sobre una caída financiera. Después de la tormenta, Lenin volvió a los oídos de los eruditos de la economía y los libros comenzaron a hablar de las oligarquías financieras y su carácter parasitario.

Thomas Piketty arrojó una serie de datos en su libro famoso que se tituló El capital en el siglo XXI. Allí se encuentra una de las tesis más importantes de su obra, ya que él denunció el carácter desigual de esta economía y, además, en su texto se comprobó de alguna manera lo antes expuesto con evidencia estadística. Para este caso, la concentración de capital ha incrementado de manera inusual en la apertura de este siglo y los siguientes datos muestran la vigencia de Lenin: 1) la clase alta concentró en 2010 el 35% del ingreso y, en 2030, esta podría tener el 45%, 2) la clase dominante centralizaba el 12%, para 2030, la anterior podría acumular el 17%, 3) La clase alta tiene el 70% del capital y 4) la clase dominante controla el 35% de los medios de producción. La crisis de 2008 no sólo puso en jaque a la teoría del mercado libre, sino que la oligarquía se mostró tal cual es: avara hasta la medula.

De 2008 a 2020, el imperialismo insistió en el acoso sistemático de los pueblos, por ejemplo 1) Siria fue el encuentro entre Obama y Putin, en donde el mandatario de Estados Unidos quiso intervenir en el país de medio oriente, porque los centros de investigación aseguraron de la existencia de armas biológicas, 2) El triángulo del norte ha sido una zona estratégica del capitalismo, ya que Obama pretendió impulsar un proyecto regional de saque sistemático de petróleo y gas, y 3) Colombia y México han sido objeto de muchas políticas económicas intervencionistas y sus recursos naturales en muchos casos es el centro de la estrategia. La tesis de Lenin se ha comprobado en este siglo y la guerra imperialista se muestra tal cuál es: conquista permanente a los países coloniales.

La crisis del 2020 ha colocado a Lenin como el teórico más importante de la historia de la humanidad, ya que sus planteamientos pueden darles coherencia argumentativa a los sucesos en este siglo. El imperialismo se está cayendo a pedazos, pero su fuerza neutralizada ha entrado una vez más al rescate. A diferencia del recorrido previo, este momento se debe evaluar ampliamente, porque las tesis marxistas son mucho más claras. La turbulencia económica y sanitaria han colocado una serie de premisas históricas y teóricas de como el capitalismo promueve la destrucción total. El imperialismo se mostrará tal cuál es y, lo más importante, la guerra toma una dimensión nunca vista por la humanidad.

[La guerra imperialista en Ucrania y Palestina]

La guerra imperialista es el mecanismo predilecto del capitalismo para que la crisis dineraria se pueda neutralizar dentro de los ciclos económicos. En este caso, la tasa de ganancia necesita de algunos elementos para romper la dinámica impuesta por la caída de la economía. La turbulencia sanitaria metió en una dinámica muy complicada a la sociedad burguesa, por eso la solución humanista no existe en este punto y Lenin resuena una vez más dentro de este debate teórico y práctico en la revolución social. Estados Unidos buscará de cualquier manera una política que, dentro de la situación concreta, el beneficio cambie la dinámica decreciente. Ahí, la crisis de 2020 hizo patente el carácter destructivo de la economía capitalista, y Ucrania – Palestina muestran la línea teórica leninista.

Ucrania se convirtió en la antesala de la confrontación entre Estados Unidos y China y Rusia se presentó en una oportunidad de la potencia económica para aferrarse a la hegemonía mundial. La zona eslava es un nicho de mercado muy importante, porque esa zona representa la entrada hacia la ruta energética y la ruta comercial. Frente a este hecho, la oligarquía financiera quiere aumentar su tasa de ganancia y, por ende, la lucha por los recursos económicos se presenta como la solución de las crisis económicas. El dilema ucraniano nunca fue la construcción de la democracia, sino el imperialismo se quería meter hasta el fondo de la zona eslava para controlar uno de los mercados más grande de este planeta. Las ilusiones neoliberales se cayeron con el 2008 y sus manuales ya no contagian de entusiasmo a nadie, porque sus premisas no tienen relación ya con la realidad.

Palestina se presenta como el otro elemento de la política imperialista, en donde la guerra se muestra como la esfera predilecta de la acumulación burguesa. Asia está entre los ojos del águila calva y su hambre de dinero lo arroja hacia el control de las rutas económicas más importantes de aquella región. Por ejemplo, el mar rojo se vuelve en el mejor escenario de un conflicto con derrama económica favorable o el golfo pérsico será otro objetivo para el plomo americano. Los movimientos militares, de un lugar u otro, serán medidos en todo caso por efecto en la tasa de beneficio de las oligarquías financieras, por eso los resultados están a la vista de todos: las corporaciones se han beneficiado en gran medida de todo este proceso.

Los reportes económicos occidentales lanzan al menos las grandes ganadoras y estas son las oligarquías financieras occidentales. En primer lugar, APPLE y Microsoft se presentan como las dos empresas mejor evaluadas por la bolsa de valores y su fortuna se considera entre las más grandes a nivel mundial. En segundo lugar, las empresas armamentistas ganaron mucho dinero, en tanto Estados Unidos ha presionado intervenciones militares indirectas tanto en Ucrania como en Palestina. En tercer lugar, las corporaciones petroleras acumularon grandes fortunas y, en especial, la operación de Israel en Palestina ha traído muchos dividendos en estos términos. En cuarto lugar, las industrias sobre defensa nacional, tanto en Estados Unidos como en Europa, tuvieron buenos rendimientos en los últimos años. Frente a este hecho, la tendencia imperialista es muy clara, los señores de la guerra siguen ganando mucho con la inestabilidad económica del mundo.

La OXFAM publicó un texto cuyo título va en el siguiente sentido: Desigualdad S.A. El documento es bastante interesante, porque sus cifras revelan el gran poder económico de las grandes élites, pues, según esto, las 10 empresas más grandes del mundo tienen como director general a un milmillonario. En otras palabras, el resultado de la turbulencia económica es la enorme concentración de riqueza en pocas manos y está centralizada en las grandes empresas trasnacionales. La oligarquía financiera sigue ganando muchísimo dinero en este momento y al orden imperialista no le importa detener la ola de barbarie. Aquí un ejemplo, Jeff Bezos incrementó su fortuna en 32,700 millones de dólares desde 2020, mientras gran parte de la población no logra salir bien con su salario tan limitado. Lenin de alguna manera vuelve a nuestros días y su obra nos sigue iluminando sobre la decadencia de la economía mundial.

Algunos datos que pueden iluminar este camino: primero, La riqueza de los 5 hombres más ricos se ha duplicado en los últimos 4 años, segundo, si uno de los hombres más ricos del mundo se gastase un millón, su fortuna se terminaría en 467 años y, tercero, el 1% de la población más rica concentra el 43% de los activos financieros. La OXFAM deja muy claro el panorama y, aunque, ellos no quieran retoman a Lenin para sus propias conclusiones. Los monopolios mundiales se han adueñado del mundo y las crisis son utilizadas muchas veces para que las grandes fortunas se acrecienten cada vez más. Frente a este escenario, el imperialismo se muestra tal cual es y la miseria económica no puede retratarse de mejor manera: el neoliberalismo prometió el reino de la abundancia y su llegada sucumbió al mundo a la peor de la desigualdad.

La OXFAM concluye de manera interesante que, en plena crisis económica mundial, el poder monopólico no se ha detenido y este ha incrementado de manera muy significativa. El control de precios es un arma fundamental de las oligarquías financieras y esta se utiliza para incrementar las ganancias a nivel mundial. La lucha de clases toma una dimensión muy conocida por el leninismo: los peces grandes se comen a los peces pequeños. Otro elemento central puede ser en este estudio que 1) Big Pharma controla gran parte de las farmacéuticas, 2) Big Tech domina la industria de la internet y 3) los grandes monopolios se unen en grandes franquicias. Lamentable, pero cierto, el libre mercado no existe en ninguna parte del capitalismo y los monopolios son los dueños y amos de este planeta. En este contexto, las tres grandes empresas que controlan el mundo y estas son las siguientes: Black Rock, State Street y Vangaurd.

Como corolario, la concentración de la riqueza se ha agudizado de manera dramática en estos últimos años, porque dos empresas controlan el 40% de la riqueza mundial y el norte global controla cerca del 60% de esta. El imperialismo ha demostrado su eficacia sin lugar a duda y la contracción y centralización de la riqueza no se puede negar que los organismos de la ONU no puedan negar que los monopolios controlan el mundo de los negocios quiere decir que las cosas están bastante mal. Lenin ya había escrito todo esto en su libro predilecto, pero lo asombroso radica que la radiografía de los albores del siglo XX guarda harta coincidencia con los del siglo XXI. El imperialismo no fue sepultado por la caída del muro de Berlín y la victoria de occidente sobre el mundo soviético solo iba a confirmar que el capitalismo es una máquina de destrucción monopólica.

[La guerra imperialista en América Latina]

América Latina se ha convertido en el centro de atención del imperialismo, ya que la riqueza es inmensa en este continente, no sólo materias primas, sino también hay una fuente amplia de fuerza de trabajo. Toda la región tiene una serie de fuentes productivas que las oligarquías financieras no pueden obviar dentro de sus intereses concretos y las economías nacionales dependientes serán acechadas por todas las formas posibles para que sus recursos puedan estar al servicio de la sociedad burguesa. Los golpes blandos no se hicieron esperar dentro de esta etapa y varios países fueron intervenidos por los centros de inteligencia de Estados Unidos. La lucha de clases está presente en la región y las oligarquías financieras no dejarán pasar gobiernos de izquierda.

México, Venezuela y Colombia han creado una transición muy interesante, aunque cada uno tiene su propio sello, pero estos países intentan luchar por su soberanía desde la izquierda. Ecuador, Perú y Chile están secuestrados por las oligarquías financieras y estos países juegan al compás que Estados Unidos les marca completamente. Bolivia y Brasil se encuentran en una situación compleja, puesto que ambos fueron objeto de un golpe blando y la izquierda no aparece recuperarse del proceso, aunque ellos ganaron las elecciones. Argentina queda como el país más relevante, en tanto que Milei asaltó el gobierno desde la extrema derecha. En la región, el horizonte político no está definido sin lugar a duda y los siguientes años se definirá el perfil político de este continente.

En términos económicos, la región no se encuentra mejor, ya que sus recursos son vastos y estratégicos. Primero, el petróleo y el gas está en la mira de los intereses oligopólicos y su control representa una cuestión de vida o muerte para la clase dominante. Segundo, los metales preciosos se manifiestan como el eje central de la especulación financiera, por ejemplo, el oro, la plata y el cobre americano son la fuente de la riqueza especulativa de la bolsa de valores. Tercero, el litio se convierte poco a poco en el recurso energético más cotizado y, por ende, los yacimientos más importantes se verán afectados por los sismas geopolíticos. Cuarto, las tierras más productivas en alimentos serán el otro objetivo de la oligarquía financiera y la agricultura será subsumida a la lógica del capital. Quinto, la relocalización se convertirá en un eje central de la acumulación de capital y la tierra se verá como un factor productivo en disputa.

El imperialismo en América Latina tiene muy bien medida su táctica y el golpe blando seguirá apareciendo dentro de la lucha de clases en el continente. Mientras el pueblo elige a sus representantes, por el otro lado las oligarquías atacan y tumban a los gobiernos elegidos legítimamente en una democracia. Los medios de comunicación crean narrativas golpistas, en donde la manipulación crea un ambiente de golpismo inédito contra el llamado progresismo. El poder judicial juega en este sentido, por un lado, los intereses oligárquicos son cuidados por los jueces y, por el otro, los gobiernos son saboteados por la constitución neoliberal. Finalmente, el crimen organizado se financia desde los centros de inteligencia de Estados Unidos y, por el otro, la violencia crece en todo el país. El objetivo final es tumbar gobiernos populares e imponer gobiernos entreguistas.

[La guerra como un medio de acumulación de capital]

Finalmente, la guerra imperialista funciona como una empresa capitalista, ya que la inversión inicial se lanza al mercado y el objetivo es obtener una tasa de ganancia alta. Los focos de conflicto nada tienen que ver con una posible lucha por la democracia o por conquistar la libertad allí donde el supuesto autoritarismo reina a todo lo que da. La economía capitalista se encuentra en crisis permanentes y, por ende, el conflicto bélico debe mantenerse en toda su historia, unas veces de forma latente y otras bajo su máscara franca y abierta. Entonces, la ley del valor que se valoriza nos ayuda mucho sobre el carácter capitalista y como su horizonte civilizatorio es la lucha armada. La exposición antes descrita nos ayuda mucho a comprender el sistema específico, pero una pequeña demostración empírica podría ayudar un poco más.

El Economista es un diario en México que su información financiera viene de los documentos oficiales de la burguesía. Durante el ataque de Yemen, este periódico difundió una pequeña gráfica en donde el presupuesto militar mundial había incrementado de 2000 a 2001. Es decir, durante las tres grandes crisis del siglo XXI, los Estados Naciones se han lanzado hacia la aventura militar y el gasto público no ha escatimado en dinero. Mientras en el mundo, niños y niñas mueren de hambre, Estados Unidos y Europa apuestan por la conquista de nuevos mercados y su inversión se va en el plomo para matar humanos en nombre del dios dinero. El reparto del mundo se encuentra como una característica del imperialismo y este siglo no se despega de ese móvil social que las oligarquías tienen dentro de la lucha de clases.

Las series estadísticas no solo reflejan la tendencia hacia el alza del presupuesto militar, sino que esta misma ubica tres cortes de aceleración muy importantes. Primer corte, el gasto en este sector incrementó de manera alarmante en 2001 y este se conecta con la crisis de las empresas punto com, pero también con la guerra en medio oriente de Bush. Segundo corte, el dinero hacia la guerra incrementó de manera singular en 2008 y dicho aumento se inscribe en la crisis financiera de 2008 – 2009 y la intención de aumentar la presencia en Siria. Tercer corte, la industria militar se vio fortalecida monetariamente en 2020 y esta se da en el contexto de la crisis sanitaria y económica, pero también la guerra en Ucrania y Palestina tiene mucho que ver con lo anterior. Al final, las ganancias de los monopolios son evidentes y sobre ello ya se escribió anteriormente.

Las oligarquías financieras no se detendrán bajo ningún argumento y si el fin del mundo les dará ganancias, entonces la extinción de la humanidad será un nicho de mercado. La racionalidad imperialista no se mueve bajo la lógica de la vida, sino la tasa de ganancia mueve al famoso espíritu empresarial. La lucha de clases se expresa en esta forma tan cínica, en donde la guerra deja su velo aventurero y Heroico y su faceta nueva será la aniquilación por el simple dinero. La vida deja de ser el fin mismo de la proeza heroica y la proeza heroica se diluye en la forma dios – dinero. Frente a este escenario, la política revolucionaria no debe dudar sobre sus planteamientos y el camino hacia el porvenir debe ser el socialismo.