Escrito por: Edgar López

En el Congreso Nacional de morena, realizado el 20 de noviembre de 2015, se aprobó un plan de trabajo para los siguientes tres años, esto con la finalidad de enfrentar las próximas elecciones de 2018. Este plan de trabajo consiste en designar un responsable, denominado enlace distrital, por cada uno de los 300 distritos federales electorales, con la finalidad de construir 65 mil comités de base (uno por cada sección electoral) y así evitar un posible fraude electoral. El objetivo de estos comités seccionales no solo es cuidar el voto en las casillas, sino también evitar la compra de votos como ocurrió en la elección presidencial de 2012 por parte del PRI. Para llevar a cabo esta tarea, se designaron 32 enlaces estatales, uno por cada estado, los cuales fueron los responsables de seleccionar a 300 enlaces distritales. El plan se hizo público en los medios, como una advertencia al régimen que no dejaremos que nos vuelvan a robar la elección presidencial.

No obstante, la designación de enlaces ha causado gran controversia a lo interno del partido, debido a que funciona como una estructura alterna a las instancias estatutarias de morena. Los enlaces fueron designados directamente por AMLO junto con gente de su entera confianza, la designación de estos enlaces se realizó incluso antes del Congreso Nacional. En el caso del Estado de México y de la Ciudad de México (las dos entidades con mayor votación nacional),  los enlaces estatales son directamente los dos hijos de AMLO, José Ramón Lopez Beltrán y Andrés Manuel Lopez Beltrán respectivamente, esto  a pesar que sus hijos no fueron votados en ninguna instancia oficial del partido.

Muchos compañeros han acusado de nepotismo y actitudes antidemocráticas a la dirigencia nacional, debido a que es una estructura de lealtades construida de arriba a abajo, donde AMLO y la cúpula escogió a los enlaces estatales, estos a su vez escogieron a los enlaces distritales y estos a su vez, eligieron también según su criterio, a los 6,500 coordinadores territoriales (cot´s) quienes son los encargados de dar seguimiento a 10 secciones electorales. No vamos a entrar en detalle sobre el carácter democrático (o mejor dicho nada democrático) de la estructura de enlaces, ya que queda claro que es una estructura centralizada conformada al margen de las instancias del partido. Lo fundamental es saber si ¿vale la pena sacrificar la democracia interna del partido en aras de conseguir el triunfo en la elección presidencial de 2018? Así como también saber si  ¿realmente esta estructura de enlaces funcionara para defender y promocionar el voto en 2018?

La concepción reformista de la lucha de clases

Muchos compañeros han tratado de justificar esta estructura, argumentando que para que AMLO llegue a la presidencia es necesario que ponga a gente de su “confianza” como responsable en la estructura de defensa del voto, incluso a costa de sacrificar la democracia interna del partido, y quien más de su confianza que sus propios hijos, (es una lástima que no tenga 32 hijos, uno por estado). Con esto se nos viene a la mente la máxima del “fin justifica los medios”, donde todo es válido con tal de alcanzar determinado fin. La cúpula del partido busca crear  la idea de que una vez alcanzada la presidencia, vamos a tener tiempo suficiente para resolver el fastidioso y nada practico problema de la democracia interna, ya que lo más importante ahorita es llegar. Lamentablemente esta visión pragmática no ayuda en nada al movimiento obrero, ya que tan importante es llegar, como también el cómo se llega.

El parlamentarismo burgués ha enseñado a las personas a que su participación política se reduce a la simple emisión de su voto cada determinado número de años. Los partidos burgueses te indican por quién votar, sin que la población pueda involucrarse en el proceso de toma de decisiones y selección de candidatos; los cuales son elegidos con base a la lealtad mostrada hacia la cúpula del partido, aquí prevalece el influyentísimo, el amiguismo y el compadrazgo. De ahí que partidos como el PRI y el PAN estén repletos de familiares y amigos distribuidos en todo tipo de cargos y  posiciones partidarias.   

Para poder erradicar el parlamentarismo burgués y cambiar el sistema económico, será necesario emplear  métodos organizativos diametralmente opuestos, donde el poder de decisión en la sociedad sea de abajo hacia arriba y no de arriba hacia abajo. La participación activa de los trabajadores en el proceso de toma de decisiones, es fundamental no solo como herramienta de lucha, sino principalmente como un medio para prepararlas para administrar la economía una vez que se llegue al poder. Lenin quien fundo un republica basada en comités o consejos (soviets), mencionaba lo siguiente: 

“Para la transición del régimen burgués al socialista, para la dictadura del proletariado, la República de los Soviets de Diputados Obreros, Soldados y Campesinos no es sólo una forma de tipo más elevado de instituciones democráticas …, sino la única forma capaz de asegurar el tránsito menos doloroso al socialismo.”

La política reformista no plantea cambiar el sistema económico sino solo suavizar sus males, de ahí que sus métodos organizativos no contemplen el enfrentamiento entre las clases sociales. Los pequeñoburgueses reformistas en lugar de observar a los sectores más explotados de la sociedad como sujetos activos de la historia capaces de transformar su realidad, los observan como sujetos de lástima que deben ser ayudados. Más que crear una organización política de combate de los trabajadores contra el Estado y la clase burguesa, se constituye una organización pacifista de hombres bienintencionados. Los trabajadores jamás sentirán suya una organización de este tipo, ya que no representa sus intereses como clase, sino el interés de un sector pequeñoburgués de la sociedad.

Una estructura de papel

La creación de 65 mil comités seccionales en todo el país, se hace con el objetivo de registrar 8 integrantes, los cuales cuidaran las casillas y convencerán a 400 personas para que voten. De cada sección electoral se tiene el objetivo de obtener 400 personas convencidas a través de la visita casa por casa. Si hacemos un complicado cálculo matemático (recomendamos calculadora o lápiz) y multiplicamos los 65 mil comités seccionales por el objetivo de número de convencidos por sección que es 400, obtendremos la cantidad de 26 millones de votos, suficiente para ganar la presidencia de la república y sin romper un solo vidrio. Lamentablemente la lucha de clases no funciona así.

La numerología del pensamiento burocrático  no contempla la relación dialéctica y dinámica que existe entre el partido y las masas. Las masas solo saldrán a luchar cuando adquieran conciencia de sus propias fuerzas y sean conscientes del papel histórico que juegan en la sociedad. Y esta conciencia solo podrá adquirirse al calor de grandes luchas en defensa de sus necesidades inmediatas (y no con periódico entregado a la puerta de la casa). La concepción rígida, mecánico-burocrática, sólo puede concebir la lucha como producto de una organización. Sin embargo la explicación viva, dinámica y dialéctica, concibe la organización como resultado de la lucha.  

Si queremos tener gente organizada que entienda la necesidad de la defensa del proceso electoral, es necesario tenerla organizada de manera permanente en la lucha cotidiana contra el estado capitalista. Para esto se tendría que crear una red de comités de autodefensa de todo de tipo: contra el alza de la gasolina, luz, gas, agua, contra los rechazados de las universidades, por el aumento de salarios, por la defensa de las pensiones, contra los abusos laborales, contra el aumento del transporte público, en defensa de la vivienda, etc. Es decir, comités de autodefensa que su principal finalidad sea movilizarse para arrebatarle recursos públicos al Estado en beneficio de los trabajadores. Estas son auténticas formas de organización y no las visitas domiciliarias, que se asemeja más a la organización de una secta religiosa.

Sobra decir que jamás podremos organizar a toda la población, (ni siquiera a la mitad) ya que por lo regular siempre es una ínfima minoría organizada de los trabajadores  la que sale a la lucha. Sin embargo, esta minoría organizada en la lucha permanente será capaz de contagiar a las amplias capas de las masas, que actualmente miran con apatía al partido. Y aunque los dirigentes reformistas del partido no quieran llevar a morena a la lucha de clases, es necesario recordar que es la lucha de clases la que ha llevado a la conformación de morena.

La política reformista jamás creara verdaderos cuadros combatientes, debido a que no lucha. Al contrario solo dará paso a una capa de cuadros arribistas y mediocres que solo buscan ser candidatos. Estos cuadros mediocres y arribistas serán incapaces de dar una lucha seria contra el régimen, encontrándose completamente alejados de las demandas reales de los trabajadores. Aunque la política reformista busque sembrar dragones solo cosechara pulgas.

Actualmente la creación de comités es una prioridad, pero solo para los 300 enlaces distritales que serán recompensados con la candidatura de la diputación federal de sus respectivos distritos, no importando si entregan una estructura simulada  de llenado de registro. Y con una estructura simulada jamás derrotaremos al régimen. De no cambiar el rumbo, estaremos ante una gran derrota debido a que las masas no serán conscientes de sus propias tareas, y por lo tanto serán  incapaces de construir una organización real que haga frente al Estado.

Por Edgar López Rosales

Economista, marxista y fundador de morena