El proletariado del Estado de México en la coyuntura de 2023

El Estado de México es hoy la entidad más poblada del país, y tiene una ubicación privilegiada en el centro del país ya que rodea casi por completo la capital de la república, la ciudad de México, de manera que el crecimiento en población, industrias y vías de comunicación de la capital ha desbordado sus límites y ha inundado los municipios mexiquenses vecinos e incluso la capital del estado, Toluca, que se han conurbado con la ciudad.

Sin embargo, y pese a esta conurbación, el estado ha adquirido un carácter marcadamente proletario, ya que en esta periferia conurbada se han construido inmensos asentamientos para trabajadores que laboran ya sea en la industria, el comercio y los servicios del propio estado como en los propios de la Ciudad. De esta situación se ha derivado que los trabajadores del estado padezcan crónicamente una deficiente dotación de servicios, vivienda y transporte en el estado en el que viven, mientras que su fuerza de trabajo se consume en la Ciudad. Esto representa un desnivel notorio en servicios y precios respecto a lo que se vive cruzando el límite entre la Ciudad y el estado, lo que determina que el ciudadano del estado termina convertido en un ciudadano de segunda respecto al de la capital.

No obstante, el estado se ha convertido en una zona altamente industrializada, con grandes comercios y empresas, lo que ha determinado el surgimiento de un numeroso proletariado, que por diferentes factores se encuentra muy fragmentado y muchas veces se confunde con las capas pequeñoburguesas de la población mexiquense.

La fragmentación de la sociedad mexiquense es patente e impacta en sus aspectos geográfico, social, económico y político. Las diferentes regiones que lo integran tienen una pobre comunicación e intercambio entre sí, Toluca y la Ciudad de México constituyen dos polos de atracción que concentran el intercambio y comunicación entre las sociedades de cada región del estado. Así, Tierra Caliente, el valle de Toluca, Los Llanos, el valle de Cuautitlán, valle de Zumpango, Oriente y el valle de Texcoco, etc. viven realidades económicas y sociales separadas y ajenas mediadas casi en exclusiva por Toluca y la capital.

Todo esto determina que la acción política del proletariado pueda ser mediatizada y neutralizada por pequeños grupos de arribistas organizados en los partidos políticos de la derecha y ha permitido que el PRI se perpetúe en el estado desde hace más de 80 años, pese a la copiosa votación que ha logrado la izquierda desde hace tres décadas. La fragmentación del estado no sólo determina los bajos estándares de vida de la población, sino también que la organización política independiente de los trabajadores se vea dificultada y aún bloqueada por el localismo y la virtual incapacidad de encontrar puntos de coincidencia en las demandas de las masas trabajadoras de los diferentes municipios.

La entidad fundamental del estado es el municipio; es la instancia primera de la gestión pública directa de los problemas de bienestar, salud, educación básica, seguridad y servicios públicos. Los distritos son casi inexistentes en el terreno, salvo para la elección de congresistas, pero los distritos locales no coinciden con los federales, de manera que no son instancias de articulación política. Toluca es una suerte de “capital oculta”, como las antiguas ciudades de los imperios asiáticos, que se edificaban lejos de las zonas más pobladas para evitar que los levantamientos populares derribaran a los gobiernos, esto significaba que esas ciudades eran más vulnerables a los ataques de potencias extranjeras que al pueblo, así, Toluca está expuesta a la federación pero es casi invulnerable a la acción del pueblo mexiquense y constituye el centro político del estado aunque sea más bien una especie de frontera, por ello es difícil para los mexiquenses realizar acciones políticas en “su” propia capital estatal, y el espacio político se vuelve más bien la propia sede municipal o la capital de la república.

En este marco geográfico, económico y político, los avances han sido lentos pero no inexistentes, pese a las resistencias de todas partes, pese a la no identificación directa de las masas trabajadoras con su propia condición de proletariado, el carácter proletario del estado en su conjunto se ha consolidado, las demandas políticas de los trabajadores son consistentes con una mayor democracia, representación directa y el verdadero ejercicio de derechos políticos y sociales que corresponden a trabajadores despojados de medios de producción, es decir, que pese a que la mayor parte de las masas no se identifica abiertamente como proletarios, sino como “ciudadanos”, sus demandas típicas corresponden plenamente a las de sujetos asalariados que carecen de propiedad privada capitalista.

De frente al proceso de 2023, el reto será, pues, superar el fraccionamiento político del proletariado, afirmar su carácter de clase y lograr la integración local, estatal y nacional en grandes organizaciones de lucha.