Escrito por: Edgar López Rosales.

El pasado 19 de junio, el presidente Lopez Obrador anunciaba a Luisa María Alcalde Lujan, como la nueva secretaria de Gobernación, en sustitución de Adán Augusto quien renunció al cargo para buscar la candidatura presidencial. El presidente hizo el anuncio, remarcando los logros obtenidos por parte de Luisa María Alcalde al frente de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social, mencionando que “En la Secretaría del Trabajo, con ella, se logró que aumentaran los salarios mínimos. Ha habido cuatro incrementos del salario mínimo… Y eso se debió en gran medida al buen desempeño de Luisa María», explicó AMLO.

Más allá del desempeño particular de Luisa María Alcalde al frente de la STyPS, es necesario hacer un balance en conjunto del gobierno de AMLO y como ha impactado este en los intereses económicos y políticos de los trabajadores.

Con la llegada de AMLO a la presidencia, la clase trabajadora ha tenido un breve respiro en cuanto a los ataques a sus condiciones económicas y políticas; en este sexenio el salario ha tenido un incremento del 134.77%, pasando del $88.36 en 2018 a $207.44 diarios en 2023; la tasa de desempleo a alcanzó su punto más bajo en 18 años al situarse en 2.72%; los días de vacaciones se incrementaron 6 días más desde el primer año laboral; asimismo se hicieron modificaciones para regular el outsourcing, permitiendo que más de 830 mil trabajadores salgan de este esquema y tengan acceso a un reparto de utilidades, pasando de 56 mil millones de pesos a 157 mil millones de pesos el reparto de utilidades en 2023.

Estas medidas sin duda han servido para frenar el deterioro de las condiciones de vida de los trabajadores producidas a partir de la implementación del llamado modelo neoliberal; no obstante, los cambios en la actual sociedad capitalista debemos buscarlos no en términos de cifras, tampoco de sexenios políticos, ni en torno a modelo económicos y políticos (neoliberal o keynesiano), sino hay que buscarlos en los cambios ocurridos en el proceso de acumulación del capital.  

Después de la gran destrucción de fuerzas productivas que significó la Segunda Guerra Mundial, el capitalismo entro en una etapa masiva de acumulación de capital a nivel internacional sin precedentes, derivado de este auge económico el capitalismo necesitaba otorgarles ciertas concesiones a los trabajadores, los cuales contaban con buenos empleos, buenos salarios, prestaciones, acceso público a salud, vivienda, educación, etc., todo con el objetivo de continuar con la acumulación de capital. El Estado intervenía y regulaba la economía capitalista.

No obstante, esta etapa de acumulación de capital llego a su límite. A principios de la década de los 70, el capitalismo ya no era capaz de seguir acumulando capital, y la única manera de seguir manteniendo los niveles de plusvalía que permitiesen la acumulación de capital era arrebatando todas aquellas concesiones que el capitalismo se había permitido darles a los trabajadores a escala internacional. Este cambio en el proceso de acumulación de capital supuso un cambio en el modelo económico, inaugurándose la etapa neoliberal en contraposición con el modelo económico y político keynesiano que suponía la intervención del estado para regular la economía capitalista.  

El gobierno de AMLO no supone una crítica al capitalismo ni a su proceso de acumulación de capital, ya que solo busca regular sus excesos como la corrupción y el despilfarro público, no obstante, significó un avance en el grado de conciencia y organización de la clase trabajadora. Sin embargo, a la clase trabajadora no le serán suficientes los avances obtenidos en el gobierno de AMLO, los cuales en un par de años quedarán rebasados por la propia dinámica de la economía capitalista, sino que es necesario avanzar en recuperar todo lo privatizado, tumbar el actual régimen neoliberal de pensiones, reducir la jornada laboral en al menos 30 horas, para que el trabajo alcance para todos, así como recuperar el salario y todas las prestaciones laborales destruidas.  

En esta etapa de acumulación de capital, el capitalismo no está dispuesto a ceder ni la más mínima demanda, por lo que los modelos keynesianos son ineficaces, solo una política revolucionaria, anticapitalista y socialista puede arrancarle concesiones al gran capital en beneficio de la clase trabajadora, y solo la clase trabajadora puede adoptar semejante política. 

Por Edgar López Rosales

Economista, marxista y fundador de morena