Escrito por: Gil Mayorga  

La campaña por la gubernatura del Estado de México está por llegar a su fin, las esperadas elecciones se realizarán el día 4 de junio y el fin oficial de las campañas partidistas será el 31 de mayo, o sea, apenas, en dos semanas.

Aún resta un debate entre las candidatas Delfina Gómez y Alejandra del Moral, a realizarse el día 18 de mayo.

Desde luego, los mayores retos y oportunidades están por venir, el Estado de México es un auténtico monstruo electoral, con más de 12 millones 700 mil votantes registrados sobre una población de 17 millones 400 mil habitantes, sin embargo, la abstención ronda el 50% del padrón (en la pasada elección por gobernador fue de 46%). Y éste es el principal reto para la candidata de la izquierda, Delfina Gómez, pues en la elección que ganó el actual gobernador Del Mazo, a éste le bastó con obtener dos millones de votos para ganar la elección.

Por esto es crucial que el voto por Delfina sea efectivo y pase de las múltiples encuestas que la hacen la favorita (y por mucho) a los votos en las urnas, a fin de que se imponga sobre la candidata de la derecha.

Por otro lado, elección se ha resuelto definitivamente en dos candidaturas, la de la izquierda, con Delfina y la de la derecha con Alejandra del Moral. El voto por la opción de la izquierda significa poner el Estado en sintonía con los tiempos actuales, dejando atrás los tiempos del siniestro grupo Atlacomulco, que, con Peña Nieto a la cabeza, se encuentra detrás de la campaña de Del Moral.

Con la candidata Delfina convertida en gobernadora, se asegura que los programas y reformas sociales que se han realizado a nivel nacional sean una realidad para los trabajadores mexiquenses, que hoy en día luchan cada día con servicios deficientes, delincuencia, y una pobreza ancestral que destruye la vida de la mitad de los habitantes del Estado.

No se puede hablar de una panacea o un reino de la abundancia con la izquierda en la gubernatura, pero definitivamente en el Estado se ganaría un bienestar que hoy le ha sido negado y robado por una camarilla de los peores saqueadores que ha habido en la historia de México.

La alternativa de votar por la derecha no es otra cosa que votar por la mediocridad, por la demagogia y por el robo institucionalizado que representa el grupo de Peña Nieto y sus padrinos de Atlacomulco, y que hoy pretende encubrirse con una candidata de fachada, una burócrata con un historial apenas menos degradado que el de sus patrones.

No obstante, no se debe caer en un exceso de confianza en los resultados de las encuestas ni en la mediocridad y debilidad de la campaña de la derecha, el PRIAN apostará a la abstención, a la compra de votos y al miedo para asegurar que su voto duro pese lo suficiente para mantenerlo en la contienda.

Por ello, hay que seguir haciendo un llamado a los votantes potenciales de la izquierda y dejar claro que no basta el descontento para lograr los cambios, que el voto hoy tiene una importancia decisiva y que quienes hablan de no votar, o pretenden que todas las opciones son iguales, sólo le sirven (involuntariamente o no) a la causa de los saqueadores y vividores de los fondos públicos, que hoy se agrupan en los partidos PAN, PRI, PRD, Movimiento Ciudadano, en los grandes medios de comunicación, en la Suprema Corte y en los múltiples fideicomisos creados para dar refugio y sustento a las camarillas arribistas del prianismo disfrazado.

Por eso reiteramos, votar a Delfina, por más críticas válidas que se pueden hacer a ella y al partido Morena, es votar por los intereses reales de los habitantes del Estado, es un paso más por el bienestar y por dejar atrás, de una vez por todas, el legado del autoritarismo.